Desde hace algunos años se ha iniciado un fenómeno de recomposición debido al desarrollo del sector asalariado en el medio comunitario que comporta ventajas pero también desafíos.
La profesionalización implica transformar la asociación en empresa social. De la gestión informal hemos pasado a la gestión de una empresa compleja rodeada de requisitos y exigencias de todos los intervinientes superiores, sin duda, a una empresa estándar.